En un país altamente sísmico como el Perú, la seguridad de hospitales, colegios y servicios esenciales ante un desastre no es solo una necesidad técnica, sino una responsabilidad urgente. Según un estudio de IPAE, más del 50% de los colegios presentan un grave deterioro estructural, con edificaciones que necesitan ser demolidas por el riesgo de colapso. Esta situación es especialmente crítica en las zonas rurales y periféricas.
En ese contexto, se llevará a cabo Riesgo País 2025. Víctor Orellana, especialista en prevención y respuesta ante desastres, advierte que “la infraestructura crítica es la columna vertebral de la respuesta ante emergencias. Por ejemplo, si un hospital colapsa, no solo se pierden vidas en el momento, también se anula la capacidad de atender a los heridos después”.
¿Qué se puede hacer para proteger estos espacios clave?
Desde su experiencia, Orellana comparte cuatro medidas clave que pueden marcar la diferencia:
- Evaluaciones estructurales periódicas: Gran parte de la infraestructura actual fue construida sin considerar normas antisísmicas actualizadas o con materiales que hoy resultan obsoletos. Es urgente implementar programas sistemáticos de evaluación estructural, particularmente en edificaciones anteriores al año 2000. Estas evaluaciones deben ir seguidas de acciones correctivas, como el reforzamiento con tecnología sismo-resistente o la reconstrucción total en casos extremos. Además, es necesario que estas inspecciones estén reguladas y supervisadas por entidades competentes, para evitar omisiones por parte de gobiernos regionales y locales.
- Planes de evacuación diseñados y practicados: No basta con tener un plano pegado en la pared. Se requieren planes de evacuación adaptados a la realidad operativa de cada institución. Estos deben incluir rutas seguras, puntos de reunión y roles definidos para el personal en situaciones de emergencia. La clave está en la práctica: los simulacros deben realizarse al menos dos veces por año y deben involucrar a toda la comunidad educativa o médica. “Evacuar no es solo correr, es saber hacia dónde, cómo y en cuánto tiempo”, enfatiza Orellana.
- Sistemas de respaldo funcionales: Cuando ocurre un sismo de gran magnitud, se suelen interrumpir servicios básicos como electricidad, agua y telecomunicaciones. Por eso, es fundamental que hospitales, colegios y comisarías cuenten con sistemas de respaldo autónomos: generadores eléctricos, tanques de agua, sistemas de radiocomunicación y botiquines de emergencia. Estos recursos deben revisarse y mantenerse operativos, ya que su funcionamiento puede marcar la diferencia entre salvar vidas o quedar completamente inoperativos durante las primeras 48 horas críticas.
- Participación comunitaria y corresponsabilidad: La preparación no puede recaer únicamente en las autoridades. Padres de familia, personal médico, docentes y trabajadores administrativos deben ser parte activa de la cultura de prevención. Esto implica capacitaciones periódicas, difusión de protocolos y un compromiso constante con la seguridad. “La prevención no es tarea solo del Estado. Es una cultura que se construye en cada institución, con el involucramiento de toda la comunidad”, remarca Orellana.
Un llamado a la acción desde Riesgo País 2025
El evento, que reunirá a autoridades, empresas estratégicas, académicos y especialistas internacionales en Lima, buscará visibilizar las brechas aún pendientes y promover soluciones concretas para reforzar la resiliencia del país. La cita será el próximo 28 de mayo en el Country Club Lima Hotel, y se espera una amplia participación de líderes en gestión del riesgo.
Más información sobre el evento e inscripciones en: https://www.riesgopais.org