Sáb. Jun 21st, 2025

Construcciones en zonas sísmicas: ¿Qué debes exigir en la estructura de tu vivienda para enfrentar un sismo?

Con 6 de cada 10 edificaciones autoconstruidas en el país y 7 de cada 10 viviendas en Lima levantadas sin formalidad, garantizar estructuras sismorresistentes desde la fase inicial de construcción no es una opción, es una obligación técnica, legal y ética para salvar vidas y proteger inversiones.

En un país donde el 60 % de las edificaciones son autoconstruidas y 7 de cada 10 viviendas en Lima carecen de formalidad, la seguridad estructural deja de ser una opción para convertirse en un deber ético, técnico y legal. Perú, ubicado en el Cinturón de Fuego del Pacífico, enfrenta una amenaza sísmica constante que requiere aplicar, desde el diseño inicial, los estándares del Reglamento Nacional de Construcciones (RNC).

La informalidad no solo pone en riesgo el patrimonio material, sino sobre todo la vida de millones de peruanos. Según datos de la Superintendencia de Banca, Seguros y AFP (SBS), el 53,12 % de las edificaciones aseguradas están construidas con mampostería (adobe, quincha), mientras que solo el 45,12 % incluyen el concreto armado, material clave para resistir movimientos telúricos de gran magnitud. Sin embargo, el concreto armado representa el 63,65 % del valor patrimonial asegurado, lo que refleja que las edificaciones más valiosas son, en general, las que cumplen con criterios sismorresistentes.

En ese contexto, el ingeniero Ramon Rivera, gerente de proyectos de Urban Bau expone tres razones fundamentales que demuestran por qué diseñar y ejecutar correctamente las estructuras desde el inicio no es solo una decisión acertada, sino una responsabilidad ética y técnica. Su planteamiento aborda los riesgos potenciales, las implicancias profesionales y la trascendencia social que conlleva una construcción bien realizada desde sus cimientos

  • Construcciones sismorresistentes: una estructura sismorresistente no solo depende de los materiales, sino del diseño adecuado, la calidad de la mano de obra y el cumplimiento riguroso de las normas. Si uno de estos elementos falla, el sistema pierde su capacidad de proteger vidas”, advierte el especialista. “El RNC, y en particular la Norma E-030, establece parámetros claros para el diseño y construcción en zonas sísmicas, considerando desde la zonificación del riesgo hasta los factores de importancia y uso. “La clave está en proyectar que el edificio soporte daños controlados, sin llegar al colapso, permitiendo la evacuación segura de sus ocupantes”, agrega.
  • La informalidad: el crecimiento urbano desordenado y la autoconstrucción son los grandes desafíos. Según la SBS, Lima concentra el 70 % de viviendas informales, una cifra que se replica en menor grado en otras ciudades como Arequipa, Trujillo o Chiclayo. Esto implica que millones de viviendas no cuentan con planos aprobados, supervisión técnica ni cálculo estructural validado. “El problema de fondo no es la falta de normas; las tenemos y son buenas. Lo que falta es voluntad para aplicarlas y un compromiso real del Estado y la ciudadanía por construir bien. Un país sísmico como el nuestro no puede seguir improvisando”, enfatiza el especialista.

En ese sentido, propone un enfoque integral: incentivos para la formalización, líneas de crédito específicas para refuerzos estructurales y campañas masivas de sensibilización sobre el valor de construir de manera segura.

  • Proteger tu inversión a largo plazo: los sismos generan un enorme impacto económico. Un estudio del Banco Mundial sobre la infraestructura educativa peruana estimó que los 187,312 edificios escolares del país, cuyo valor patrimonial asciende a USD 8,400 millones, enfrentan una pérdida promedio anual de USD 190 millones por riesgo sísmico. La proyección a largo plazo sugiere que un terremoto de gran magnitud podría ocasionar pérdidas superiores al 6 % del valor total de esta infraestructura. Según el estudio, cada dólar invertido en refuerzo estructural puede evitar hasta cuatro dólares en pérdidas futuras, lo que refuerza la necesidad de priorizar la ingeniería sismorresistente como política de Estado.

Perú enfrenta el desafío de reducir su vulnerabilidad estructural. Con un territorio altamente sísmico, y un parque inmobiliario donde la mayoría de las viviendas no cumplen con estándares técnicos, la tarea es urgente. La ingeniería sismorresistente no es un lujo para las grandes edificaciones; debe ser el estándar mínimo en cada vivienda, escuela y hospital. Las lecciones de los desastres pasados, sumadas al avance normativo y tecnológico, brindan al país la oportunidad de construir un futuro más seguro.

“Invertir en una buena estructura es invertir en la vida. Necesitamos un cambio cultural, donde cada peruano asuma la responsabilidad de construir seguro y cada autoridad garantice el cumplimiento de las normas”, concluye el ingeniero Ramon Rivera

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