Los derrumbes registrados en los acantilados de la Costa Verde tras el sismo de magnitud 6.1 ocurrido el pasado 15 de junio en Lima y Callao han puesto en evidencia la fragilidad de estas estructuras naturales. El constante proceso de erosión, sumado al peso de viviendas y edificios construidos sobre los bordes, ha incrementado el riesgo de colapso inminente de los taludes. Especialistas advierten que la zona costera enfrenta un peligro estructural grave en caso de un terremoto de mayor intensidad.

Mario Cassaretto, vocero de la Municipalidad Metropolitana de Lima, aseguró que el reciente deslizamiento de rocas y tierra fue contenido por las geomallas instaladas previamente y reforzadas entre diciembre de 2024 y enero de 2025. Sin embargo, expertos como Carlos Zavala, del Cismid-UNI, y el ingeniero Raúl Delgado Sayán, cuestionan su efectividad en un escenario de sismo mayor, señalando que esas mallas no ofrecen protección real ante un evento de magnitud 8.8 ni frente a un posible tsunami.

Carlos Zavala advirtió que nunca debieron autorizarse construcciones a menos de 150 metros del borde del acantilado. Recordó que, en 1974, parte del antiguo estadio de Magdalena del Mar colapsó tras un sismo debido a la erosión del talud, y actualmente un hotel de diez pisos en la bajada de Sucre (entre San Miguel y Magdalena) está literalmente suspendido en el aire, con riesgo de derrumbe inminente.

Según Zavala, los edificios situados al borde de los acantilados deben ser reforzados desde la base. Propone que los taludes sean estabilizados mediante estructuras de soporte que lleguen hasta la parte baja, ya sea en forma de plataformas o escalones, para evitar inclinaciones o colapsos. Señaló que, si se produjera un sismo de mayor magnitud, ni las geomallas ni otras barreras superficiales serían suficientes para contener el desprendimiento de grandes masas de tierra.

Raúl Delgado Sayán coincidió en que las geomallas no son soluciones estructurales eficaces ante un terremoto fuerte. En su lugar, propuso la construcción de muros pantalla en la base del talud, reforzados con andenería y anclajes especiales. Estos elementos permitirían no solo una mayor estabilidad del terreno frente a sismos, sino que también servirían de barrera ante la erosión causada por un eventual tsunami.

El proyecto contempla un muro inferior de concreto armado, unido al talud mediante hileras de anclajes de hasta 40 metros de largo. Estas estructuras estarían fijadas con barras de acero trenzado y mortero en los últimos 10 metros, formando un bulbo resistente. Según Delgado Sayán, esta solución ofrecería una protección integral frente a sismos extremos y fenómenos costeros.

El costo estimado del proyecto bordea los 400 millones de dólares, por lo que se requiere el apoyo del Gobierno Central. Aunque la propuesta fue presentada en 2019 a las autoridades de Miraflores y Lima Metropolitana, y posteriormente enviada a la Presidencia del Consejo de Ministros, hasta la fecha no se ha concretado ninguna acción para su implementación.

Ante la inminente amenaza sísmica en la costa central del país, es crucial que la ciudadanía esté preparada. Contar con un plan familiar de emergencia, una mochila con insumos básicos, y saber cómo actuar antes, durante y después de un sismo puede marcar la diferencia. La calma, la evacuación rápida tras el sismo, y la previsión con alimentos, medicinas y abrigo, son medidas esenciales para enfrentar con seguridad cualquier desastre.