Los vecinos de Miraflores, Barranco y quienes transitan a diario por la Bajada de Armendáriz han tenido que soportar durante meses una serie de incomodidades debido a los constantes cierres de vías, congestión vehicular y el molesto ruido de bocinas. Todo esto como consecuencia de la construcción del Corredor Turístico Miraflores-Barranco, una obra iniciada en noviembre de 2023 que, tras varias demoras, se encuentra finalmente a punto de inaugurarse. Su apertura está prevista para el próximo 20 de agosto.
Pese a la proximidad de la fecha, la vía aún no se encuentra completamente habilitada. Hasta hace unos días, una grúa ocupaba uno de los carriles, aunque ya ha sido retirada. Según informó la Municipalidad de Miraflores, la maquinaria estuvo realizando trabajos de llenado de muros de contención durante cinco días. Además, indicaron que actualmente se ejecutan labores de limpieza, mejora de veredas y mantenimiento de áreas verdes en el parque Bicentenario, sin que ello afecte directamente al tránsito.
Sin embargo, la realidad es que persisten las largas filas de autos que suben desde la Costa Verde hacia la Vía Expresa, generando molestia entre los conductores. Un equipo de Perú21 constató en la zona la presencia de personal de obra y maquinaria pesada, incluyendo un minicargador con martillo hidráulico que excavaba zanjas a lo largo de la vía. Estos trabajos están a cargo de la Municipalidad Metropolitana de Lima, a través de la empresa Emape.
Según explicó Emape, se están ejecutando labores de fresado y pavimentación, así como mejoras en muros y barreras laterales y centrales de la vía. También se contempla la implementación de nueva señalización vial, con pintura y señalética renovada. No obstante, la gran interrogante es por qué estos trabajos no se realizaron cuando la vía estuvo cerrada completamente en ambos sentidos, lo cual habría evitado mayores molestias.
Ahora, los conductores deberán seguir enfrentando el tráfico por varias semanas más, ya que, según informó Emape, los trabajos se extenderán hasta fines de septiembre. Este diario intentó obtener declaraciones oficiales de la empresa municipal, pero hasta el cierre de esta nota no se logró contactar con un vocero disponible.
Un tema adicional que preocupa es la seguridad de los peatones, especialmente de quienes bajan a las playas desde Miraflores o Barranco. En el lado barranquino, la rampa peatonal está parcialmente protegida con un muro perimétrico y vallas metálicas hasta el puente peatonal Bordemar. Sin embargo, en el lado miraflorino, no existe ningún cerco que resguarde a los transeúntes que se dirigen hacia el puente Playa Redondo, por lo que se hace urgente culminar también estos trabajos para garantizar la seguridad en la zona.