La demanda de casas de campo de lujo se está recuperando en el mercado peruano. Ello tras verse afectada por la turbulencia política de los últimos años y la tendencia económica prevista. Si bien aún existe incertidumbre, las expectativas han cambiado a favor. Además, la pandemia tuvo un efecto positivo en este segmento, ya que muchas familias buscaron espacios más saludables fuera de la ciudad.
Desde la Asociación de Desarrolladores Inmobiliarios del Perú (ADI Perú) comentan que el segmento está experimentando una lenta pero positiva recuperación, debido a que ya alcanzó un punto de inflexión. Y, si bien la tendencia es a una recuperación gradual, el desarrollo del clima político será crucial para consolidar su crecimiento.
“Globalmente, existe una nueva conciencia de orden ecológico, sustentable y hasta espiritual que ha originado un éxodo de la ciudad al campo. Esto, sumado a una creciente ola de sistemas de trabajos remotos, consolida una demanda nunca antes vista de casasdecampo”, afirma Jorge La Torre, CEO de La Torre Proyectos.
El ejecutivo agrega que no ha existido antes una demanda tal como la actual en este tipo de casas. “Podemos observar diferentes etapas en este proceso comercial que van desde un plan de inversión familiar hasta la búsqueda de un lugar seguro lejos de las urbes”, explica.
Diego Modonese, gerente de Experiencia al Cliente de Menorca Inversiones, coincide en que existe una revalorización del mercado de casas de campo, pues muchas familias las utilizan ahora como primera vivienda y se van a vivir todo el año a lugares como Cieneguilla o Pachacámac.
“La demanda de unidades es estable todo el año y no por temporada, como era antes. Se han duplicado los clientes que adquieren estas propiedades para vivir. Hay personas que inicialmente compran estas casas como un espacio temporal, pero pensando que más adelante será permanente”, apunta Modonese. Antes de la pandemia existía un 10% o 15% de propietarios que compraban estas casas como su residencia permanente; sin embargo, hoy se habla de 35%.
Los clientes buscan opciones donde puedan decidir cómo construir, con la flexibilidad de poder adaptar las construcciones a sus necesidades. “El peruano busca vivir en un lugar con amplias áreas verdes o parques cerca, además de áreas comunes de recreación, como juegos para niños, zonas deportivas y vistas más agradables”, detalla.
Los precios han variado en los últimos años, principalmente debido a que hoy estas propiedades ya no son vistas como segunda vivienda. Desde ADI Perú indican que se registró una disminución de alrededor de 40% por la incertidumbre política y económica, y, si bien se está observando una leve recuperación, esta aún no alcanza los niveles previos a la crisis.
Una casa de playa, por ejemplo, puede costar hasta US$ 500,000. Si se desea comprar el inmueble con fines de inversión y que se pueda rentar con frecuencia, se debería invertir entre US$ 150,000 y US$ 200,000. “Como en todo proceso económico y comercial, los distintos factores —que van desde la reciente pandemia, la crisis política, el aumento de los precios de los materiales de construcción y las nuevas ofertas en condominios y terrenos de campo— han generado una variación controlada. Existen categorías, zonas de mayor valía y precios para distintos sectores”, dice La Torre.
¿Dónde los encontramos?
Según ADI, en Lima las zonas de mayor demanda son Cieneguilla, Pachacámac y Mala. Hay un incremento de estas viviendas en la zona sur, con proyectos en Punta Hermosa, Asia, Cañete, Lurín, Pisco e Ica. Y, si miramos al interior del país, destacan el Valle Sagrado en el Cusco; ciudades de la amazonía como Tarapoto, Iquitos y Pucallpa; y Oxapampa y Pozuzo en Junín, donde ya existen proyectos en desarrollo para casas campestres.
“La zona de mayor demanda para las casas del segmento A1 era Cieneguilla. Hoy también encontramos condominios que venden lotes desde Lima hasta Cañete. Y ahora Chincha”, menciona Antonio Espinosa, director de Nuevos Negocios de Desarrolladora.
La tendencia apunta a casas campestres dentro de un condominio, para mayor seguridad de las familias. En esta línea, se observan condominios con terrenos que van desde los 250 m2 hasta los 1,500 m2. El área construida de las casas se diseña destinando parte del metraje a jardines y terrazas, dejando libres los exteriores.
Según La Torre, si bien hay una fuerte tendencia a mudarse para vivir en el campo, el segmento también apunta al uso comercial de estos inmuebles para alquileres a terceros. Así, las casas de campo adicionan zonas de servicio antes no requeridas y, en el otro caso, mayor número de camas, pues los alquileres se condicionan a la cantidad de huéspedes. Los costos de una casa varían entre los US$ 200 y los US$ 300 por noche.
Existen algunos retos aún, como mantener el diseño, el orden y la regulación en cada una de las ciudades, a fin de no perder el carácter natural y campestre que originó la actual demanda. No se puede perder el verdadero atractivo de la desconexión.
Cinthya Albán