La IA simula capacidades humanas como aprender y razonar, ayudando a resolver problemas complejos. Su uso práctico puede transformar sectores como el inmobiliario, reduciendo intermediarios.
Según el Diccionario de la RAE, la inteligencia, en general consiste en la capacidad de entender o comprender y de resolver problemas. Dicho diccionario define a la inteligencia artificial (IA) como una “disciplina científica que se ocupa de crear programas informáticos que ejecutan operaciones comparables a las que realiza la mente humana, como el aprendizaje o el razonamiento lógico”.
Es decir, la IA (como ChatGPT, Meta y otras), crea sistemas informáticos capaces de ejecutar tareas que, cuando son realizadas por los seres humanos, requieren de inteligencia. Estas tareas incluyen reconocer patrones, procesar el lenguaje natural, tomar decisiones, y resolver problemas.
En suma, otorgar una solución al problema que se le plantea. La IA desarrolla algoritmos y modelos matemáticos que le permite “aprender” a partir de los datos que existen en la red y mejorar su desempeño con el tiempo, lo que significa que siempre tendremos que “alimentarla” con información vinculada al uso que le daremos.
Así, la IA nos permite “consultarle” sobre la necesidad que tengamos, por ejemplo, de comprar un departamento, con ciertas características físicas, de ubicación y otros. Esta “consulta” se denomina PROMPT, es como una orden que le damos a la IA, y luego de formulada, recibiremos una respuesta que, probablemente no defina nuestra decisión, podría influir un 99% en esta.
Por ejemplo, si le planteo a la IA que deseo comprar un departamento en un edificio ubicado en determinado distrito, calle céntrica, poco tráfico, bajo índice de robos reportados a la policía, con cierto número de dormitorios, con zonas comunes, cuya cuota de crédito hipotecario tenga determinado valor, entre otros datos, (por eso decimos que a la IA se le deberá “alimentar” siempre de información, porque aprende continuamente), la IA me brindará la información, llevándome a enlaces de portales web en los que se vengan ofreciendo inmuebles acordes con lo solicitado.
El asunto suena interesante y ciertamente “facilitará” la vida de la persona que necesita comprar, pero con el tiempo podría reducir la necesidad de contar con un Agente Inmobiliario o “corredor de bienes raíces” y posiblemente hasta acabar con dicha actividad. Digo reducir, porque por el momento no podrá desaparecerla, dado que, actualmente la IA constituye una ayuda no masificada para las personas, que tiene pendiente su regulación globalmente, pero que no deja de sorprendernos día a día en sus aplicaciones.