El Perú busca competir en los grandes mercados internacionales con megaproyectos como el puerto de Chancay, pero mientras tanto, muchos agricultores y transportistas siguen enfrentando serias dificultades en las vías rurales. Según datos del Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC), al cierre de 2024, solo el 25,2 % de la red vial departamental está pavimentada. En la red vecinal, que conecta directamente con los centros poblados, la cifra es aún más baja: apenas un 3,4 % de los más de 116,000 kilómetros existentes están asfaltados. En contraste, la red nacional tiene una pavimentación del 83,1 %.
Esta desigualdad en la infraestructura vial representa una barrera estructural para el desarrollo territorial, limita el acceso a servicios básicos y afecta directamente la competitividad de los productos agroindustriales que el país intenta posicionar en Asia y otros mercados internacionales.
Desde el sector empresarial, Mario Salazar, presidente del Comité de Agroindustrias, Alimentos y Bebidas de ADEX, señala que esta deficiencia genera un impacto negativo en la cadena logística diaria. “Tenemos una autopista de clase mundial de Chancay hacia Shanghái, pero internamente falta construir carreteras rurales para que los productos agroexportables puedan llegar a la costa”, explica. Añade que el 75 % de las vías del país no están pavimentadas y que la situación empeora con las lluvias.
El costo del transporte interno puede representar hasta un 30 % del valor total de la exportación, y las demoras deterioran la calidad de productos como mango, fresa, piña y cacao, causando pérdidas significativas. Este problema golpea con más fuerza a los pequeños agricultores, quienes no pueden asumir altos costos logísticos ni mermas en sus productos.
Uno de los problemas fundamentales radica en la mala gestión de las obras viales. José León, socio del Estudio Benites, Vargas & Ugaz, señala que los proyectos enfrentan cuellos de botella por defectos en expedientes técnicos, ejecución deficiente y falta de coordinación entre el gobierno nacional, regional y local. “El puerto de Chancay avanza como una isla, pero las vías a su alrededor permanecen inadecuadas”, comenta.
Para enfrentar esta problemática, León propone usar mecanismos como las obras por impuestos, que han demostrado ser efectivos para la ejecución y mantenimiento de infraestructura vial. Este método permitiría reducir la brecha logística en carreteras, agilizando la mejora de la conectividad.
Juan Suito, especialista en infraestructura de la Universidad del Pacífico, apunta que el sistema Invierte.pe exige justificar la inversión con demanda previa, cuando la lógica debería ser invertir para generar demanda. Esto ha llevado a que muchas vías rurales se construyan como caminos de trocha, limitando la competitividad y desarrollo económico en zonas rurales.
Suito también resalta la diferencia en costos logísticos entre Perú y otros países. Según un estudio del Banco Mundial, estos costos pueden llegar al 30 % del valor del producto en Perú, mientras que en países de la OCDE oscilan entre 8 % y 10 %. “Si no conectamos las regiones productivas con megaproyectos como Chancay, se pierde una gran oportunidad”, advierte.
El representante de ADEX, Mario Salazar, vislumbra un gran potencial si se mejora la red vial. Actualmente, Perú exporta cerca de 12,000 millones de dólares en agroindustria, pero con una mejor infraestructura y la nueva ley agraria, esta cifra podría duplicarse en diez años. Sin embargo, lamenta la falta de visión estratégica en autoridades locales, que muchas veces priorizan obras sin impacto productivo real.
Finalmente, León subraya que la falta de capacidad técnica y planificación estratégica está en el centro del problema. Explica que la mayoría de obras se realizan por administración directa, con expedientes mal elaborados y sin continuidad entre gestiones municipales, lo que genera desconexión entre las verdaderas necesidades y las decisiones políticas.