Vie. Jul 26th, 2024

Proyectos de energía renovable en el Perú alcanzan los 20,000 megavatios, ¿pero sin demanda?

El potencial de fuentes de energía renovable en el país es ampliamente conocido. Hay 20,000 megavatios (MW) en proyectos, suficientes como para mover la economía de un país de las dimensiones de Bolivia, Ecuador o Uruguay. Estas iniciativas han presentado al Comité de Operación Económica del Sistema Interconectado Nacional (COES-Sinac, organismo técnico que se encarga de administrar la oferta del sistema eléctrico) su estudio preoperativo (EPO) y están listas para conseguir la concesión, cerrar el financiamiento y comenzar a construir.

Son más de 10,000 MW en solares y más de 9,000 MW en eólicos, por lo que no hay escasez de propuestas, sino de compradores de energía, capacidad de suministro constante y precios.

Uno de los obstáculos para más operaciones renovables es la poca demanda actual para todos estos proyectos que ya han planteado estudios de preoperatividad, o EPO”, especifica César Butrón, presidente del COES-Sinac. De acuerdo con sus estimaciones, actualmente la máxima que existe del Sistema Eléctrico Interconectado Nacional (SEIN) no llega a los 8,000 MW, y en el 2034 apenas alcanzará los 10,000 MW. “Claramente, no hay ni habrá demanda para 20,000 MW en proyectos nuevos”, recalca.

Según la Asociación Peruana de Energías Renovables (SPR), hay 145 iniciativas de energía renovable identificadas. De ellas, unas 62 son solares, 27 son hidroeléctricas, 53 eólicas y una relacionada con el almacenamiento de energía (Termochilca Uno, de Enersur). La de mayor inversión es la Central Huallaga-I, en Huánuco, de la empresa Central Hidroeléctrica Huallaga Hydro, que implicará un desembolso de US$ 988.5 millones.

Chaglla es la tercera central hidroeléctrica más grande del país (456 MW). Fue adquirida por China Three Gorges de manos de Odebrecht en 2019. (Foto: Generación Huallaga)
Chaglla es la tercera central hidroeléctrica más grande del país (456 MW). Fue adquirida por China Three Gorges de manos de Odebrecht en 2019. (Foto: Generación Huallaga)

Entre los prospectos eólicos, el más caro es la Central Eólica La Espinoza, de Sowitec Energías Renovables del Perú, en Piura, que demandará US$ 558 millones. En tanto, el monto de inversión de la central solar fotovoltaica más grande es de Ibereólica Solar Moquegua, de US$ 433 millones. El proyecto tiene el EPO aprobado y se estima que su inicio de operación comercial será en el 2025.

Está claro que existe oferta. Pero la demanda local de energías renovables está condicionada a que las generadoras aseguren el suministro constante, de acuerdo con las condiciones actuales del mercado, y no todas lo pueden cumplir, explica Brendan Oviedo, presidente de la SPR.

Pese a ello, hay algunos avances. Mineras como Poderosa y Antapaccay han certificado que la energía que utilizan es 100% renovable y que proviene de hidroeléctricas como Cerro del Águila, de Kallpa, mientras que compañías globales como Anglo American se nutren de la que se origina en la Central Eólica Punta Lomitas, de Engie. Oviedo indica que el interés no es solo minero, sino de empresas de todos los sectores. Y es que, en la carrera por la reducción de emisiones, ninguna corporación quiere asociar su reputación con la etiqueta de jugar con la fragilidad del planeta, por lo que se suele buscar energía de fuentes renovables.

Vacíos de producción

En teoría, el círculo comercial pareciera cerrarse, pero en realidad no es así. Hay un factor adicional, que es la constancia de producción de energía renovable, algo que ni el mercado ni la tecnología han logrado resolver aún. No hay sol, viento o agua suficientes durante las 24 horas y, al no tener insumos de forma continua, la variabilidad de generación no es uniforme. Tapar esos vacíos de producción hoy solo se consigue con el soporte de generadoras de fuentes tradicionales (hidrocarburos).

Butrón lo grafica así: “El tema central es contar con fuentes de respaldo que puedan compensar esa variabilidad en tiempo real; los consumidores no debieran percibir siquiera las variaciones”. Esto implica comprar energía de respaldo de otro lado y posiblemente con mayores costos.

Oviedo, por su parte, considera que la solución para viabilizar el ingreso de nuevas renovables es permitirles vender su energía al mercado libre; no exigirles que operen, por ejemplo, de noche; y crear bloques de horarios para acomodarse a la disponibilidad de las distintas fuentes de generación. Esto se traduce en entregar energía al sistema eléctrico cuando puedan y que, cuando no sea así, se cubra esta exigencia con energía de fuente tradicional (grandes hidroeléctricas y generadoras con diésel o gas natural). Hoy, por normatividad, esto no está permitido.

El mercado libre está compuesto por grandes consumidores capaces de tomar electricidad mayor a 0.2 MW, que es la energía suficiente para iluminar por lo menos un estadio de fútbol, por lo que usualmente son grandes comercios e industrias. Frente al regulado (usuarios residenciales), el mercado libre es el más apetecible, el que más crece, y podría ser la fuente para asegurar la viabilidad de nuevas propuestas.

Pero el otro problema que encuentran las desarrolladoras de las renovables, es que, para cualquier financiamiento, el requisito es que cuenten con un contrato de venta de largo plazo (de 10 años por lo menos) de su producción, “y les está resultando muy complicado conseguirlos”, advierte Butrón.

Para la Asociación de Productores de Energía Renovable (APER), el camino para desatar este difícil nudo es permitir que las renovables puedan ampliarse en el mercado libre, lo que favorecería una mayor diversificación de la matriz de generación y desplazaría a la generación más cara y contaminante del sistema eléctrico (generadoras a combustibles, a diésel), lo que, además, contribuiría al cumplimiento de nuestros compromisos de descarbonización bajo el Acuerdo de París. Ergo, lo anterior requerirá de decisión política. Hasta el momento, poco o nada se ha logrado en la Mesa Ejecutiva para el Desarrollo de Energías Renovables que instaló el Gobierno en enero. Esto a pesar de las inversiones y del interés por energía limpia. El tema es quién la paga y a qué precio.

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