Luego de registrar un sólido crecimiento de más del 5% durante el primer trimestre del año, el sector construcción comienza a mostrar señales de desaceleración, según el más reciente reporte de la Cámara Peruana de la Construcción (Capeco). Aunque el promedio del primer cuatrimestre cerró con un incremento cercano al 3%, los resultados de abril habrían revertido esta tendencia positiva.

Guido Valdivia, director ejecutivo de Capeco, indicó que en abril la actividad del sector habría retrocedido un 2.9%, en un contexto de menor consumo de cemento y caída en el avance de la obra pública. “Nuestra previsión para abril es negativa. El consumo de cemento cayó 1.2% y la obra pública tuvo su peor resultado desde agosto de 2023, con una disminución de 8.7%”, detalló durante la presentación del Informe Económico de la Construcción (IEC).

El ejecutivo destacó que entre abril de 2024 y marzo de 2025 se observó una marcada volatilidad en el sector, con al menos cuatro meses de retroceso. Este comportamiento irregular sugiere una fragilidad en la recuperación sostenida del rubro, a pesar de los buenos resultados iniciales del año.

Pese al retroceso en abril, la obra pública logró crecer cerca de un 6% durante el primer cuatrimestre, alcanzando una ejecución de S/ 13,500 millones, lo que representa un aumento del 10% respecto al mismo periodo del año anterior. Sin embargo, Valdivia advirtió que este crecimiento, en comparación con periodos pasados, podría reflejar un “agotamiento” en la capacidad de ejecución del sector público.

En cuanto al avance presupuestal, Capeco reportó que solo se ha ejecutado alrededor del 20% del total asignado para el año. Si esta tendencia se mantiene, la proyección para diciembre llegaría apenas al 60%, una cifra considerada baja para los estándares del sector. Por niveles de gobierno, la inversión nacional y regional mostraron crecimientos significativos del 18% y 13%, respectivamente, pero en el ámbito local se observó una caída del 2.5% entre enero y abril.

Finalmente, Valdivia alertó sobre el preocupante volumen de obras paralizadas, que ascienden a S/ 43,000 millones distribuidos en más de 2,500 proyectos detenidos. Esta cifra implica que más de la mitad del presupuesto comprometido aún no ha sido ejecutado, lo que representa un desafío crítico para la eficiencia de la inversión pública en infraestructura.