A pesar de las múltiples necesidades del país, la ejecución del presupuesto para inversión pública continúa siendo baja. En lo que va del año, ocho regiones del Perú no han logrado utilizar ni el 40% del presupuesto asignado para obras. Esta situación refleja un problema estructural que persiste desde hace varios años y limita el impacto de la inversión pública en sectores clave como salud, educación e infraestructura.
Encabezando esta preocupante lista se encuentra Huánuco, región que además enfrenta altos niveles de pobreza (39% de su población). Con un Presupuesto Institucional Modificado (PIM) superior a los S/451 millones, apenas ha ejecutado el 28.1% de estos recursos. Entre los proyectos paralizados figura el mejoramiento del servicio de transitabilidad de una carretera, con un presupuesto de más de S/9.9 millones, del cual no se ha utilizado ni un sol.
Pasco, otra región con un 39% de pobreza, presenta una situación similar: solo ha ejecutado el 32.5% de su presupuesto de más de S/455 millones. En el mismo rango se encuentra Áncash, también con una ejecución del 32.5%, donde destaca una obra de transitabilidad valorizada en más de S/16 millones que no ha registrado ningún gasto hasta la fecha.
En La Libertad, a pesar de contar con uno de los presupuestos más altos del país (S/866 millones), el avance en la ejecución es de apenas 35.6%. Existen numerosos proyectos sin ejecución, como el del Hospital Distrital de El Porvenir Santa Isabel, que cuenta con S/12 millones asignados para este año, pero no ha registrado ningún avance. Otro hospital en Otuzco, con más de S/19 millones presupuestados, apenas ha ejecutado el 7.1%. En educación, la situación también es crítica: un proyecto en Trujillo para mejorar la infraestructura educativa primaria y secundaria de S/16.7 millones solo ha ejecutado el 1.2%.
Sin embargo, ejecutar más presupuesto no garantiza eficiencia. Así lo señala Carlos Casas, profesor de Economía de la Universidad del Pacífico y exviceministro de Economía, quien advierte que históricamente, más del 50% del presupuesto se ejecuta en los últimos meses del año, lo cual podría acentuarse en un contexto electoral. Este patrón incrementa los riesgos de ineficiencia y apresuramiento en la ejecución de obras públicas.
Casas también advierte sobre otro problema común: el inicio de proyectos que no se concluyen o cuya documentación no se cierra adecuadamente. Esta práctica, que antes se utilizaba para mantener abierta la posibilidad de recibir más fondos, genera retrasos y limita la capacidad de planificación a largo plazo. A ello se suma la lentitud del propio gobierno nacional en la aprobación de expedientes técnicos y trámites clave.
La baja ejecución no solo afecta a los gobiernos regionales; los municipios también presentan deficiencias. Según Franco Yngunza, analista de ComexPerú, a julio las municipalidades apenas alcanzan un 38% de ejecución en inversión pública. En un contexto de campaña electoral, advirtió, existe el riesgo de que los recursos se utilicen con fines populistas, sin una planificación adecuada ni sostenibilidad en el tiempo.
En ese marco, Yngunza subrayó la necesidad de mejorar la asistencia técnica a los gobiernos subnacionales. Recordó que, según una encuesta del INEI en 2024, el 57% de municipalidades reconoció necesitar apoyo para evaluar y ejecutar sus proyectos de inversión. Sin este soporte, la posibilidad de mejorar la eficiencia en la ejecución pública sigue siendo limitada.