En 2024, la tasa de pobreza en el Perú disminuyó a 27.6%, registrando su primera caída desde 2021 y retornando a niveles similares a los del 2022. Esta mejora se dio en un contexto de recuperación económica y de una menor inflación, que permitió una ligera recuperación del poder adquisitivo de los hogares.
La reducción de 1.4 puntos porcentuales frente al 2023 (29.0%) implicó que más de 386 mil personas salieran de la pobreza en el último año. Sin embargo, el balance sigue siendo negativo respecto al período prepandemia: la pobreza continúa muy por encima del 20.2% registrado en 2019 y hay casi 3 millones de peruanos más en esta condición desde dicho año.
La caída de la pobreza se concentró principalmente en el área urbana, donde la tasa disminuyó de 26.4% a 24.8%; sin embargo, aún supera significativamente el valor registrado en 2019 (14.6%). Por su parte, la pobreza en las zonas rurales descendió nuevamente a 39.3% y se mantiene por debajo de su nivel prepandemia (40.8%) por avances en las regiones de la sierra y selva. A pesar de estos resultados, la pobreza continúa siendo un fenómeno predominantemente urbano. Así, en 2024 se registran 3.2 millones de pobres urbanos más que en 2019 y las zonas urbanas pasaron de concentrar el 56.7% de la población pobre al 72.7% en ese periodo.
A nivel regional, entre 2023 y 2024 la pobreza se incrementó en 3 regiones: Arequipa, Cajamarca y Ucayali. Más aún, en 18 regiones se mantiene todavía en niveles superiores a los registrados en el 2019. En esa línea, en regiones como Ucayali, Lima Metropolitana y el Callao, Tumbes, Loreto y Tacna la pobreza está más de 10 puntos porcentuales por encima respecto de su nivel prepandemia. Entre estos casos, el más alarmante es el de Ucayali, donde la incidencia de la pobreza aumentó desde 12.3% en 2019 a 27.1% en 2024.
La dinámica trimestral de la pobreza a lo largo del 2024 muestra un deterioro hacia el último trimestre del año, en particular, en el ámbito urbano. Con ello, los hogares urbanos habrían culminado el 2024 con condiciones de vida casi igual de precarias que a fines del 2023, durante el contexto de recesión económica. En contraste, la pobreza rural experimentó una significativa mejora entre el primer y segundo trimestre del 2024, en línea con la recuperación de las actividades agrícolas tras la normalización de las anomalías climáticas que afectaron a dicho sector en 2023. Sin embargo, se mantuvo estancada durante el resto del año.
La reducción de la pobreza a los niveles alcanzados previo a la pandemia requiere de un entorno favorable para la inversión privada y para los negocios que permita un mayor crecimiento económico, la creación de mejores empleos y, con ello, que los hogares obtengan mayores ingresos. Durante el periodo 2005-2014, cuando la inversión privada crecía por encima de 10% anual, la incidencia de la pobreza caía 3.6 puntos porcentuales cada año. En contraste, en los últimos cinco años, el lento ritmo de incremento de la inversión, de solo 1.6% cada año, en promedio, ha sido insuficiente para al menos recuperar los niveles de pobreza de 2019.
Si el Perú continúa exhibiendo tasas de crecimiento de la economía en torno a 3.0% al año – tal como prevé el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) en su reciente informe de actualización de proyecciones macroeconómicas –, el Instituto Peruano de Economía (IPE) estima que tomaría alrededor de dos décadas regresar a los niveles de incidencia de la pobreza registrados previo a la pandemia, considerando como punto de partida el nivel de pobreza de 2024. Este escenario exige la adopción de políticas y acciones concretas que faciliten la ejecución de proyectos de inversión de mayor envergadura que se encuentran paralizados en sectores diversificados como minería, gas, irrigación e infraestructura. En ese sentido, es fundamental promover un clima de inversión favorable que facilite la ejecución de inversiones hacia los próximos años con la finalidad de dinamizar el crecimiento económico. Este mayor crecimiento deberá ser acompañado de una reconfiguración de los programas sociales para atender la mayor urbanización de la pobreza; la atención urgente del hambre, la anemia y la desnutrición crónica, que van en aumento; y mejorar la cobertura y la calidad de servicios básicos en el ámbito rural, entre otras medidas.
Las cifras de pobreza en el Perú pueden visualizarse en el tablero interactivo elaborado por el IPE en el siguiente enlace: https://ipe.org.pe/evolucion-de-la-pobreza-regional-tablero-interactivo/. Asimismo, para un mayor análisis y detalle de las medidas que deben ejecutarse para reducir efectivamente la pobreza, se puede consultar el Boletín de discusión IPE “Revirtiendo la pobreza en el Perú: Desafíos y oportunidades postpandemia” en: https://ipe.org.pe/revirtiendo-la-pobreza-en-el-peru-desafios-y-oportunidades-postpandemia/