En las últimas décadas, el Perú ha avanzado de manera sostenida hacia el acceso universal a la energía eléctrica. Sin embargo, aún existen comunidades rurales y zonas aisladas que dependen de sistemas tradicionales basados en combustibles fósiles. Frente a este reto, las microrredes y sistemas híbridos con fuentes renovables surgen como una alternativa eficiente y sostenible para garantizar el suministro eléctrico en lugares donde la red convencional no llega.
César Peña Ramos, supervisor y consultor en energía, explica que “el desarrollo de microrredes y sistemas híbridos ha permitido reducir el uso de combustibles fósiles gracias a la generación renovable y el almacenamiento energético. Esto ha incrementado las horas de servicio eléctrico a 24 horas diarias, mejorando la productividad local y la calidad de vida de la población, que ahora cuenta con energía continua y más confiable”.
En este contexto, la próxima Expo Solar Perú 2025, (a realizarse el 17 y 18 de noviembre en el Hotel Los Delfines) reunirá a líderes del sector para analizar los avances y retos en la implementación de energías renovables y sistemas de almacenamiento, destacando precisamente el papel de las microrredes en el desarrollo rural del país.
En distintas regiones del país aún operan sistemas aislados, tanto dentro como fuera de áreas concesionadas, que funcionan principalmente con diésel o petróleo. Este modelo implica altos costos, emisiones elevadas de CO2 y una menor confiabilidad del servicio. Esa situación ya empezó a cambiar con la incorporación de energía solar y sistemas de almacenamiento (BESS), una innovación que marca un paso importante hacia una transición energética más limpia y moderna.
“A la fecha, se han implementado nueve proyectos emblemáticos en distintas regiones del país: Atalaya, Purús y Masisea (Ucayali); San Lorenzo, Tanshiyacu, Requena y Copal Urco (Loreto); además de Isla Amantaní e Isla Taquile (Cusco)”, agregó Peña. Estas experiencias están convirtiendo a las comunidades rurales en polos de desarrollo emergentes, con impactos positivos en el comercio, la educación y la salud.
Microrredes renovables como punto de partida:
Uno de los modelos más efectivos para asegurar la continuidad de las microrredes ha sido el de contratos de suministro de largo plazo (PPA). Bajo este esquema, el inversionista asume la construcción y operación de la central solar y el sistema híbrido, mientras la empresa distribuidora local adquiere la energía a una tarifa regulada por OSINERGMIN. Este mecanismo permite estabilidad financiera y garantiza la sostenibilidad operativa de los proyectos a lo largo del tiempo.
Para escalar a estas soluciones, Peña destaca la necesidad de que el Estado cree un ecosistema de generación renovable aislado que estandarice los contratos y bases de licitación para proyectos FV+BESS, lo que reduciría costos transaccionales y aceleraría los cierres financieros. Asimismo, enfatiza el rol articulador del sector privado y las comunidades locales para asegurar la operación eficiente y la adopción de estas tecnologías.
El desarrollo de microrredes y sistemas híbridos representa un avance decisivo hacia un acceso energético equitativo y sostenible. Estas experiencias, que integran innovación tecnológica y gestión local, ofrecen un camino concreto para acelerar la transición energética y cerrar la brecha de acceso eléctrico hacia el 2030.

															







