El cambio climático representa una de las principales amenazas actuales para la estabilidad global. Con la temperatura media mundial de 2024 alcanzando aproximadamente 1.5 °C por encima de los niveles preindustriales, según la Organización Meteorológica Mundial, los fenómenos extremos como sequías, inundaciones y tormentas son cada vez más frecuentes e intensos. Esta situación entraña riesgos para las infraestructuras, entre ellas, la eléctrica, que ofrece un servicio básico para la sociedad.
Un ejemplo es lo ocurrido con la DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos) que azotó la Comunidad Valenciana en España en 2024. Este episodio dejó acumulaciones extraordinarias de lluvia con hasta 491 l/m² en solo ocho horas, además de tornados que causaron gran dolor y daños significativos.
A su vez, este suceso afectó gravemente a infraestructura eléctrica esencial de transmisión. Sin embargo, el alto grado de mallado de la red, así como la respuesta inmediata de Red Eléctrica, empresa gestora del sistema de transmisión español perteneciente a Redeia, permitieron mantener la disponibilidad de la red de transporte en todo momento. Con base en esta experiencia, David Montero, Director del Proyecto de Transformación de la Dirección General de Transporte de Red Eléctrica, presentó las operaciones realizadas y lecciones aprendidas en el marco del II Congreso Internacional de Gestión del Riesgo de Desastres y Adaptación al Cambio Climático, organizado por la universidad ESAN y el Colegio de Ingenieros del Perú.
Entre las principales actuaciones, la compañía destacó el uso de medios aéreos y drones para la inspección de daños, los trabajos realizados para garantizar la seguridad del entorno y la implementación de soluciones provisionales para reforzar el apoyo la red de distribución desde la de transmisión, acciones fundamentales previas a la recuperación definitiva del servicio.
Asimismo, Montero resaltó la importancia de potenciar los protocolos específicos y los planes de entrenamiento y simulación basados en escenarios de catástrofe. “La improvisación no sirve en una situación de crisis, es vital contar con un entrenamiento adecuado y con planes de contingencia adaptados a los escenarios que puedan producirse, teniendo claridad del tiempo objetivo de recuperación de los procesos críticos afectados en este tipo de situaciones», enfatizó.
La participación se enmarca en el convenio entre Redeia y la Universidad ESAN, que impulsa la formación especializada y el intercambio de experiencias en sostenibilidad, gestión de riesgos y adaptación al cambio climático, reforzando el compromiso de ambas instituciones para afrontar los retos del sector energético.
Redeia refuerza su compromiso internacional a través de Redinter, su filial en Latinoamérica, que facilita el intercambio de conocimiento y mejores prácticas en gestión de riesgos y resiliencia eléctrica, fortaleciendo infraestructuras críticas y adaptando la experiencia europea a los desafíos climáticos de la región.









