Los inmuebles que posee una empresa -ya sean locales, oficinas, terrenos, almacenes, entre otros- representan un activo con un impacto significativo dentro de sus finanzas, por ello, realizar un análisis adecuado de su valor y su potencial pueden ser la diferencia entre considerarlo solo como activos o como una oportunidad de crecimiento. La valorización del portafolio inmobiliario permite entender cuánto vale cada propiedad y cómo se relaciona con el resto de los activos, con el objetivo de tomar decisiones más estratégicas y rentables.
De acuerdo con el informe Gestión Estratégica de Activos Inmobiliarios Públicos del Banco Mundial, muchas organizaciones en América Latina enfrentan limitaciones en el aprovechamiento de sus bienes raíces. Entre las principales causas están la falta de información actualizada, la escasa planificación técnica y la ausencia de criterios consistentes para su valorización.
Frente a este panorama, la valorización del portafolio inmobiliario se convierte en una herramienta clave. “No se trata solo de conocer el valor de mercado de un inmueble, sino de evaluar el conjunto de propiedades que posee una empresa como un todo, y con ello el propietario pueda ser capaz de analizar el potencial de cada una de ellas en función de sus objetivos como empresa o como titular del activo”, explica Denise Vargas, Market Research Coordinator de Cushman & Wakefield.
La especialista también resalta que contar con una valorización integral permite identificar qué inmuebles dentro del portafolio tienen la capacidad de valorizarse aún más a través de usos alternativos, cuáles podrían reconvertirse y en qué casos se están destinando recursos sin el retorno esperado. “Esta mirada integral es cada vez más necesaria en entornos competitivos”, agrega Vargas.
Al realizar este tipo de análisis se busca optimizar el uso de los inmuebles, así como hacer más eficiente la toma de decisiones. Una valorización permite decidir con mayor certeza si conviene mantener, vender, reconvertir o transformar un activo, al evaluar su rendimiento frente al mercado y las necesidades del negocio.
Además, es posible evaluar y proponer usos alternativos para los activos que, eventualmente, puedan generar mayor valor y convertirse en un instrumento de crecimiento alineado con la estrategia del negocio a largo plazo.
Este tipo de análisis integral de portafolio puede ser aplicable a sectores como retail, logística, telecomunicaciones, energía, banca y fondos de inversión, así como a empresas medianas con carteras de activos que han ido incorporando al negocio durante su crecimiento. Un inmueble es mucho más que un espacio físico, es un mecanismo de inversión si se considera su valor actual o potencial de desarrollo, así como su impacto dentro de la estrategia de quien lo gestiona, ya sea un inversionista, una pyme o un gran grupo corporativo.